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Cuando platicamos acerca de las herramientas de trabajo del diseñador gráfico probablemente nos viene a la mente Photoshop o algún otro software de la suite de Adobe, de uso cada vez más común, sin embargo existen diversas cuestiones muy importantes a tomar en cuenta. La primera de ellas es el hecho de que dominar cualquier programa de diseño –ya sea para ilustrar, hacer un diseño editorial, editar audio, video o fotografía, etcétera– no nos hace diseñadores.

 

Como ya se comentó en ediciones anteriores de A todo color, la habilidad en el uso de estas herramientas no sustituye a la creatividad ni a los conocimientos que el diseñador debe tener de su área. Por otro lado, las versiones de todos los programas se actualizan constantemente, lo que significa que si sabemos utilizar un software hoy, no significa que lo sepamos usar en seis meses, pues seguramente habrán lanzado una nueva versión y la que tenemos ya es obsoleta.

EL DISEÑO GRÁFICO Y LA TECNOLOGÍA

 

Es un hecho indiscutible que la tecnología aplicada al diseño no solamente es de gran ayuda, sino necesaria, pues se requiere para el diseño de sitios web, banners electrónicos, videojuegos, Apps para smartphones y tablets, entre otros. Los medios impresos ya tampoco son la excepción a esta necesidad.

¿Pero entonces qué beneficios ha traído la tecnología al diseño si ésta no sustituye a la creatividad? Esta pregunta puede tener muchas respuestas, y quizás todas ellas se pueden resumir en una sola: la reducción de los tiempos.

 

También la tecnología, en cierta forma, nos está volviendo más ecológicos, pues cada vez es menos frecuente recurrir a imprimir, a menos de que se trate de un empaque o etiqueta. La fotografía ya no requiere de película y, por otro lado, también se ha reducido mucho la merma por desperdicio, pues ya desde la pantalla de nuestra computadora se puede ver si el diseño tiene algún error para corregirlo en el momento.

La entrada de las computadoras en la escena del diseño puede remontarse a los años 80, cuando Steve Jobs, fundador de Apple Computers, junto con Steve Wosniak, quiso aplicar sus conocimientos de caligrafía a las computadoras. De hecho, los primeros programas de diseño se centraban básicamente en formatear texto con diversas fuentes tipográficas. Un ejemplo de esto es el de Aldus Pagemaker –que hoy en día ya no existe–, que era una excelente alternativa de diseño editorial. Posteriormente se creó Adobe con programas de edición y creación de imágenes, como Photoshop e Illustrator, y otras compañías comenzaron a desarrollar software con los mismos fines, como Macromedia, con programas como Freehand, Fireworks y Flash, entre otros.

Anteriormente, no sólo el proceso de diseño sino también el de producción e impresión, se hacían ya sea por medios manuales, mecánicos, químicos o fotográficos. Si se trataba, por ejemplo, de una ilustración para un cartel, se tenía que realizar primero un boceto en lápiz sobre papel, definir las medidas y posteriormente comenzar a trabajar también sobre papel el original; esto podía hacerse en lápiz, papel, acuarela o se recurría a la fotografía: una vez teniendo la ilustración terminada a mano, también había que fotografiarla. Todo este proceso podía llevar algunas semanas, y gracias a los archivos digitales ese tiempo se puede reducir incluso a algunas horas. Lo mismo se puede decir después del proceso de diseño: la impresión redujo varios pasos, lo que se tradujo en menor tiempo y menor costo.

 

Con el desarrollo de las computadoras durante las últimas décadas también vino el desarrollo de nuevos programas, que bien cabe destacar, aunque muchos de ellos son para dibujar o editar fotos, no todos representan herramientas para el diseñador, sobretodo por la calidad de los archivos o las especificaciones de salida requeridas para una impresión profesional, así pues, Power Point por ejemplo, no es programa de diseño aunque muchos recurran a él para diseñar, lo mismo ocurre con el Paint, entre muchos otros.

 

Macintosh II 1987 / Foto: www.ceskymac.cz

Actualmente existe gran variedad de aplicaciones para el diseño y, muy probablemente, para muchos la aplicación de la tecnología puede representar que el diseño se esté separando del arte. Para muchos otros puede ser que lo esté diversificando, pues se pueden lograr muchas cosas que de manera artesanal es a veces hasta imposible. Además, las herramientas tecnológicas juegan para el diseñador el mismo papel que un cincel para un escultor o un pincel para un pintor; el cincel no esculpe por sí solo, el pincel tampoco, por lo tanto, una computadora con Illustrator o Photoshop no diseña por sí sola. En alguna ocasión un colega comentaba que el que es buen diseñador hasta sobre papel periódico es capaz de diseñar.

En conclusión, saber manejar un programa de diseño no nos hace diseñadores, pero dejar de utilizarlos en un mundo cada vez más tecnológico nos puede dejar completamente fuera de la escena.

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Gonzalo Bonner es Licenciado en Administración y Mercadotecnia por la Universidad Panamericana, Maestro en educación y Nuevas Tecnologías por la Universidad Interamericana para El desarrollo (UNID). Se desempeña como freelance en Diseño Gráfico desde el 2002 y actualmente imparte las materias de Comunicación Multimedia y Nuevas Tecnologías Publicitarias y Diseño en la carrera de Comunicación en la Universidad Panamericana Campus Ciudad de México. Puedes contactarlo en: gbonner@up.edu.mx y @BonnerCrea.

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